No sabes que difícil se me hace escribir después de mucho tiempo, y no solo porque sea para tí sino porque hemos vivido tanto día a día y hemos intentado tanto muchos más que en mi mente esta el recuerdo de lo sencillo que era antes decirte al detalle todo y cuanto te necesito, quiero, amo, extraño, anhelo, te vuelvo a extrañar y te vuelvo a necesitar. Hoy no se si salga bien tanta letra como lo era antes, pero se que cada una de las cosas que pueda decir hoy se hace más fuerte ante tanto olvido de mi parte por amarte como quizá merezcas.
Cuando día a día te llenas de una sonrisa entre tantos problemas que quizá el vivirnos genera, no dejó de creer que eres exactamente lo que esperaba, yo el que esperaba mucho en mi vida y que no deja de esperar en tí lo que tanto soñé. Hoy no buscó palabras lindas que te llenen de alegría, hoy sé lo difícil que es para tí reir, aliviarte, retenerte, descansar y proseguir, y no porque no seamos felices de lo poco o nada que tenemos, sino que hoy soy más consciente de que si yo no estoy tu no estas, y que si no estás yo tampoco existo.
No me enamoran las mismas cosas de antes, quizá me olvidé de enamorarte, quizá me olvidé de decírtelo y quizá hoy buscó sin saber como que creas en que sin ser el mismo tipo lleno de emociones de antes, seguir siendo eso, el mismo de antes. Pero se también que te amo maduramente, que te amo orgulosamente y que te amo por tanta lucha por mantenernos juntos sin que aveces tome conciencia de eso.
Esta vez no solo vuelvo a escribirte porque tenga necesidad de hacerlo, sino porque se que quizá mañana sea igual, porque todo hace aveces que las cosas no nos lleven a decir las cosas como queremos, pero quiero que también quede claro entre tanto andar que no dejaré de tomarte de la mano al caminar, o al bajar del auto, o al enseñarte algo nuevo por decir y hasta cuando sin que quieras hablarme por algo que sin pensar dije dejaré de hacerte entender en esa forma de no irme de tí, que tu eres mía y que así mía soy complemento y soy, simple y difícilmente soy.
Hay mucho que agradecer al estar aún en mi vida, nuestra hija creciendo como ejemplo principal, verla hacerse la mujer que queremos que sea, sin miedos, sin tapujos, sin silencios, sin nada que la debilite o algo que le falte, sin que se sienta desprotegida, sin que le falte la enseñanza que no tuvimos, y los altibajos que aprendemos a no hacerle vivir, el importante hecho de que no se vaya nunca, y que si se va cuando deba irse, se vaya entendiendo que cuando vuelva estaremos los dos, entre gritos y regaños, siendo los mismos viejos que no saben amarse pero que pese a todo y como siempre son suyos, de ella siempre.
Querida compañera, nunca olvide que soy suyo, que si parezco lejos no demoro en volver, no se desespere al final de mi regreso por que volveré a reir, por que regresaré triunfante de mi amargura, y que intentaré como siempre que me perdone, que me disculpe o que simplemente me vuelva a querer aunque no este de humor para hacerlo, me tocará esperarla siempre, porque ya le dije, yo soy suyo y usted mi todo.
No olvido las promesas, ni olvido donde llegar pase lo que pase, a esta mi casa sin paredes, sin dirección ni letrero de bienvenida, a mi casa que siempre fue usted, mi hija y mis ganas de amarlas eternamente.
Te amo, las amo, nos amamos, al menos eso quiero pensar después de tanto que aunque suene raro a estas alturas de nuestras vidas, no deja de ser verdad, mi verdad, su verdad, nuestra manera de creer que todo siempre tendrá un final y ese final tiene mi nombre con el suyo con el de nuestra hija y sin apellidos, porque mi casa, mi real casa, siempre han sido su risa, la risa de mi hija y mi cara de orgulloso al verlas olvidarlo todo y seguir adelante.
Tu lejano y cercano compañero de mil historias y extraños momentos.
TG, TA, T extraño.
Jona